miércoles, 16 de enero de 2008

Historia de un suicidio - II

Segundo poema de la serie...

Veo, ojos alzados, tu eterna presencia
tan impasible, tan expresiva.
Veo un mar en tus ojos inocencia
por mi causa, tan sufrida.
Siento tus voces llamar
a mi puerta, “aún no mueras”.
Crees que nada es verdad
y es que vivo aunque no quiera.
Busco esta noche final
que me entiendas, compañera.
Luna es tu nombre y serás
el testigo de mi esquela.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Esa complicidad con la luna,en esos momentos...y tu forma tan original de expresarla...me gusta¡

Unknown dijo...

gracias Mariló ;)